LA RUTA DE EL DORADO
LA RUTA DEL DORADO *
ING. CARLOS PAICO
JOAQUIN
11918
Desde la época de la conquista,
desde la época de Aguirre, desde que el hermano de Francisco Pizarro envió a Aguirre
a la selva de Ecuador, a recorrer todo el amazonas y sus afluentes, y llegó con
menos de 20 hombres al Brasil. Después de pasar penurias con miles de enemigos
que se encontraban a cada paso, por buscar y creer encontrar el famoso
“dorado”; después de comerse todos los caballos y sus enseres, después de
batallar con miles de tribus, dormir en la selva y al lado de sus peligros.
Pareciera que el tal Aguirre, “otro azote de dios”, estuviera pagando un crimen
o tal vez fue una venganza de los hermanos Pizarro; pero no, no era así, muy
por el contrario. El tal Aguirre, se reveló y armó su propia expedición,
ofreciendo una cantidad a los Pizarro para que le dieran el visto bueno de
hacer dicha expedición. Así fue como él solo, con más de mil hombres, con tres
navíos construidos en plena selva, con más de dos toneladas de alimentos,
inició la búsqueda de la famosa civilización llamada “el dorado”. Una ciudadela
que estaba llena de oro, allí había tanto oro que hasta la cabañas estaban
forradas con laminas de oro. Las historias que se oían del dorado las había
escuchado cuando todos estaban en Panamá y aun preparaban para partir hacia el
Perú.
Estuvieron
en la selva más de un año, entre navegando y discutiendo por regresar, entre
traiciones y crímenes en la propia tripulación, entre los que robaban el agua y
la comida, porque casi escaseaba de todo. Pasaron allí miles de penurias, por
la ambición de encontrar el dorado. Y la selva se los devoro a todos, muchos se
volvieron locos y allí terminaron con la ambición de vencer a la propia muerte.
El
legado dejado por los Incas y sus amazonas existen en plena selva peruana,
aunque muchos digan que “el dorado” está en Colombia, aunque otros tantos digan
que está en el Ecuador o en otros lares, todo eso se creó para que no sigan
buscando más. Pocos sabemos la verdadera
ubicación del “dorado”, y nuestra raza dice que jamás revelaremos la verdadera
ubicación, dejemos que allí se quede, dejaremos que muchos más, empeñados en
ubicarlos, se pierdan en la selva y que ella siga devorando ambiciones.
El
legado de los Incas seguirá incólume, ella es la tumba de miles de hombres que
desean lo fácil, hacerse ricos a costa de la destrucción de una historia, como
ya lo hicieron otros tantos más.
Comentarios
Publicar un comentario